El salón es la zona abierta de la casa, donde se exponen todos esos detalles. Para hacerlo aún más abierto, Laura y Javier eliminaron el tabique que añadía un pasillo entre esta sala y la cocina (pero, ¿qué hacía un tabique ahí? ¿quién nos ha dicho que tenemos que separarlo todo?). Sin embargo, el dormitorio es un auténtico paraíso del descanso, un remanso de paz, lleno de luz natural y con sólo lo imprescindible. Una enorme vitrina heredada y pintada en blanco y un espejo ovalado que reflejan toda la luz que irradian las paredes también blancas.
Una casa en la que uno se siente cómodo al instante. Eso es lo que Laura y Javier han creado en este espacio. Creatividad y buen gusto, pero con mucho sentimiento. Las cosas no están ahí porque estén de moda o porque tienen valor económico. Son objetos que a ellos les atraen, que significan algo en su mundo, que les parecen bonitas o que les traen recuerdos.
De verdad que su casa no puede ser más acogedora, más personal y más optimista. Si es que al final las casas reflejan la personalidad de quiénes las habitan, y en este caso, el encanto, la sencillez y el valor de los detalles son características que Laura y Javier han trasladado a su casa y a todo su proyecto de vida.
Laura
Se me hace raro ver mi casa publicada pero la verdad que no me imagino mejor sitio para hacerlo. Y con tus fotos lo haces todo tan especial.
Mil gracias Isabel!!
Besos