EL TALLER ESTUDIO DE LA CALLE OLIVAR
El local de la calle del Olivar necesitó una pequeña reforma que realizó su amiga Clara Martínez-Conde, de Cemecé Arquitectura, antes de que Clarina Ceramics abriera sus puertas. Y sobre todo, la inversión en material y equipamiento; el pequeño horno que está en marcha casi 24 horas al día, los tornos para las clases, la laminadora… Y el amueblamiento, claro: las bancadas, mesas de trabajo, estanterías expositivas, tablones de pared, iluminación adecuada…
Algunos elementos vienen con el local: la maravillosa luz natural, el amplio ventanal a la calle, y la disposición del espacio en dos cuerpos: el primero, el de acceso, que funciona de primer escaparate, «aunque por esta calle no pasa mucha gente, así que sigue siendo imprescindible comunicar». Pero cuando alguien pasa y ve desde el cristal las piezas de Clara, el color azul de la fachada, la luz de ese primer espacio, «sí que les llama la atención y preguntan».